domingo, 25 de mayo de 2014

Sergio Schwarzenbeck

1.- Real Madrid-Atlético de Madrid (Champions, final), 24 de mayo de 2014, 4-1 (Godín, Ramos, Bale, Marcelo, Cristinao -p-).

2- Lisboa coronó al eterno Rey de Europa. El club más célebre del mundo alcanzó su décimo entorchado en la competición más prestigiosa, la Champions League, la vieja Copa de Europa.

3.- Enfrente tuvo al mejor Atlético de siempre. Nunca había llegado tan arriba el equipo de la ribera del Manzanares, nunca tuvo tan cerca la gloria. Se repitió, en un macabro guiño del destino, la fatalidad de 1974, cuando en las postrimerías de la final que le enfrentaba al terrible Bayern el defensa Georg Schwarzenbeck empató el choque tras el tanto inicial de Luis Aragonés y forzó el partido de desempate en el que los bávaros arrasaron. Al igual que entonces, tras el 1-1 de Ramos en el minuto 93, los rojiblancos fueron incapaces de rehacerse y sucumbieron sin remisión a su fatalidad.

4.- Pero antes hubo 90 minutos que conviene analizar. Las bajas condicionaron a los dos equipos. Al Madrid le faltaba su centrocampista de referencia, el insustituible Xabi Alonso y al Atlético sus dos mejores jugadores, Diego Costa y Arda Turan.

5.- Hasta el último tramo de partido, se jugó el encuentro que Simeone soñó. Ante su inferioridad de recursos técnicos y físicos, se trataba de no conceder espacios al Madrid. Pero su plan no fue atrincherarse en su área, sino que minó todo el campo con un despliegue conmovedor de hombres como Gabi, Koke, Raúl García, Adrián o Villa, jugadores, todos ellos, alejados de la purpurina, pero con una fe fánatica en su técnico. La propuesta no consistía tampoco en el balonazo estéril para alejar el peligro. La idea era dar cierta continuidad al juego, no desdeñando la posesión, muchas veces como instrumento defensivo. A partir de no conceder ni un metro, el Atleti sólo tenía que esperar un córner, un balón parado. Su célebre plan de toda la temporada. Desquiciar al rival, desconectarlo, con la tranquilidad de que tarde o temprano llegaría su oportunidad. Y así fue, al borde del descanso, una buena jugada colectiva derivó en saque de esquina botado por Koke y rematado por Godín, cantada de Casillas mediante. Así ganó la Liga en el Camp Nou siete días atrás.

6.- El segundo tiempo parecía la apoteosis de Simeone. Su equipo se había ganado fama de invulnerable una vez arriba en el marcador. Transcurrían los minutos y nada sucedía, sin noticias del Madrid, por mucho que se hubiera corregido con la entrada de Isco y Marcelo. Daba la impresión de que la Primera llegaba sí o sí.

7.- Pero enfrente estaba el Real Madrid y su espíritu irreductible, su voluntad de no reconocer jamás una derrota. Mientras que el Barcelona había acabado sus duelos contra el Atlético resignado y deprimido, el Madrid disfrutó de su mejor juego en los últimos minutos. Su versión más punzante apareció prácticamente en el descuento, cuando la sensación era la de que ya nada se podía hacer, pues el Atleti tenía cara de campeón. Era su año, el momento de entrar en el salón de la fama. Pero el blanco es, en ese sentido, un ADN único. Pase lo que pase, nunca se puede dar por muerto al Madrid, que siempre vuelve.

8.- La consecuencia de compensar la inferioridad de talento con un esfuerzo físico descomunal pasó factura al Atlético. Pero esa era su única baza. Si el rival cuenta con dos de los fichajes más rutilantes de la historia o si es capaz de sacar desde el banquillo al lateral izquierdo de la selección de Brasil, no le quedaba a Simeone otro plan que aguantar hasta que se agotase el maltrecho depósito de sus hombres.

9.- La primera parte de la prórroga rozó lo milagroso. Cuando se esperaba un derrumbe rojiblanco, los discípulos de Simeone no permitieron una sola ocasión al Madrid. Se desplegaron con admirable entereza. El sueño de los penaltis era factible.

10.- Pero el Atleti, más pupas que nunca, se encontró con su enésima fatalidad. Con los tres cambios ya realizados, Juanfran dijo basta. Y por su banda, en una de las pocas ocasiones en las que el Madrid disfrutó de metros, percutió Di María. Bale llegó, de nuevo, como una locomotora y volteó definitivamente la final.

11.- El Madrid, especialista en ganar la Champions fracasando previamente en la Liga, el torneo que premia la continuidad de una idea, saborea la gloria de la Décima. Como tantas veces, un Madrid de momentos (y de cabezazos de Sergio Ramos). Los títulos no llegan como consecuencia de un plan de juego determinado, sino que el plan de juego se justifica por los títulos. Pero, sean galgos o podencos, el Madrid agiganta su leyenda y mantiene su idilio con la Copa de Europa, competición hecha a su medida, 13 finales y 10 títulos. Inalcanzable.

lunes, 2 de septiembre de 2013

La vida sin Xavi

1.- Valencia-Barcelona (Liga, jornada 3), 1 de septiembre de 2013, 2-3 (Messi, Messi, Messi, Postiga y Postiga)

2.- La vida sin el actual Xavi es menos contralada, pero tiene más pimienta. Las rotaciones de Martino mandaron al egarense —y a Alexis— a la grada y, si se nos permite el sacrilegio, el Barcelona lo agradeció. Con Iniesta y Cesc al mando, los azulgranas, ágiles y dinámicos, con ritmo y frescura, volaron en Mestalla. Aunque bien es cierto que el Valencia colaboró con su valiente propuesta, con su defensa lejos de las trincheras del área y su fútbol alegre.

3.- Se abre una nueva época en Can Barça, con Xavi, el gran timonel, asumiendo poco a poco un papel menos protagonista. La fluidez y la clarividencia de Cesc en este arranque de temporada deberían asegurar una transición poco traumática.

4.- Sobresaliente partido, una vez más, de Busquets y Valdés, tal vez los dos jugadores con más difícil reemplazo en el Barcelona.

5.- Neymar, siempre en la izquierda con algún desmarque profundo hacia el centro, regaló varios detalles interesantes, todavía aislados, pero que dejan entrever su increíble potencial. El extremo derecho fue para Pedro, sustituido en la segunda parte por un hasta ahora inédito Tello, que, al contrario de lo que suele ser habitual en él, se encontró a gusto en esa banda.

6.- Martino sigue sin defraudar. En un partido en el que muchos reclamaban a Song como interior para aumentar el vigor físico en un escenario que se preveía complicado, sobre todo teniendo en cuenta el desgaste del pasado miércoles ante el Atlético, el técnico rosarino no se desvió del camino en el que cree.

jueves, 29 de agosto de 2013

Mourinho en el Manzanares

1.- Barcelona-Atlético de Madrid (Supercopa, vuelta), 28 de agosto de 2013, 0-0

2.- Mourinho no se ha ido a Londres. Sigue en Madrid, pero en la ribera del Manzanares. Cuando el Barcelona pensaba que se le había pasado aquel insidioso dolor de muelas, más molesto que grave, le ha salido ahora un callo no menos puñetero en forma de equipo áspero, intenso, físico, compacto, desagradable en ocasiones y peligroso a la contra siempre. El Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone.

3.- Partido espeso y atascado del Barcelona, incómodo la mayor parte del tiempo. Sólo el paso de los meses dirá si es una cuestión de falta de rodaje o si, por el contrario, el Barcelona está condenado a padecer por los siglos de los siglos este tipo de digestiones pesadas ante rivales con cierto poderío, que saben buscarle las cosquillas, asumiendo siempre un papel secundario cuando de proponer fútbol se trata, pero firmes en sus convicciones, sin una sola concesión a la galería.

4.- Elogiable Martino en la alineación, atreviéndose a no-poner-siempre-a-los-mismos, como ocurría en una época felizmente superada, sentando a Iniesta, muy lejos de su mejor forma.

5. El Atleti, a pesar del resultado desfavorable de la ida, estuvo atrincherado, salvo en algunos ramalazos al inicio del segundo tiempo, todo el partido. Y el Barcelona sin ninguna idea. Alexis, Messi, Cesc y Neymar pululaban por todo el frente del ataque sin inquietar lo más mínimo a la sólida defensa colchonera. Por detrás, Xavi y Busquets barrían todo lo que podían. Y las alas quedaban para el infame Alves y un muy desenfocado en este inicio de temporada Jordi Alba. Courtois vivió una noche de lo más plácida.

6.- Neymar debutó como titular. Su partido fue esperpéntico. Se resbaló en cada arrancada que intentó. Pero, incluso así, fue el delantero azulgrana con más mordiente. Le queda un buen trecho para comprender el juego. Aunque su potencial es inmenso.

7.- Valdés salvó dos balones, particularmente un disparo en el área de Arda, que eran gol o gol. Nunca se reconocerá lo suficiente la labor de este futbolista —con Martino vuelve a ser futbolista— en el Barcelona triunfal. Una leyenda con los pies y con las manos.

jueves, 22 de agosto de 2013

El partido mil veces visto

1.- Atlético de Madrid-Barcelona (Supercopa, ida), 21 de agosto de 2013, 1-1 (Villa y Neymar)

2.- Pasan los años, los entrenadores, y el Barcelona se enfrenta al mismo partido. Un rival de tronío que le espera encerrado en su campo, con las líneas muy juntas, ordenado, muy agresivo en todas las disputas, renunciando a la pelota, optando únicamente por balones largos o por cazar una contra tras algún error defensivo de los azulgranas.

3.- De primeras el Barcelona sufre, incómodo sin espacios. Pero el paso de los minutos va a agotando las piernas de quienes se dedican únicamente a correr detrás del esférico y poco a poco surgen esos pequeños huecos para los centrocampistas culés.

4.- Martino volvió a estar impecable. La alineación correcta y los cambios precisos y oportunos. La lesión de Messi, con un tirón desde el comienzo del partido, propició la entrada de Cesc tras el descanso, que resultó decisiva. El de Arenys le dio otro aire al Barcelona, esta vez jugando de falso 9. El engranaje defensivo rojiblanco empezó a chirriar con las asociaciones y llegadas al área de Cesc, que está firmando un brillantísimo arranque de temporada.

5.- Martino, mediado el segundo tiempo, dio una vuelta de tuerca más al sustituir a Pedro por Neymar, que se acabó estrenando como goleador con la camiseta del Barcelona tras una larga jugada en la que apareció por el segundo palo de su banda izquierda para picar de cabeza un centro de un, por otra parte, desacertado Alves.

6.- Al contrario de lo que secedió ante el Levante, los laterales, Alves y Alba, jugaron por fuera y los teóricos extremos, Alexis y Pedro, centraron más su posición, particularmente el chileno, muy dañino es sus asociaciaciones con Cesc.

lunes, 19 de agosto de 2013

Martino, uno de los nuestros

1.- Barcelona-Levante (Liga, jornada 1), 18 de agosto de 2013, 7-0 (Alexis, Messi, Alves, Pedro, Messi -p-, Xavi y Pedro)

2.- El estreno de Gerardo Martino no pudo resultar más alentador para el Barcelona, que viajó atrás en el tiempo para recuperar la mejor versión de Guardiola. Vilanova fue un paréntesis. Incluso dio la impresión de que el técnico rosarino quiso enfatizar todos los detalles que convirtieron al Pep Team en el equipo más admirado de la historia del fútbol. El Camp Nou volvió a disfrutar de un Barcelona unido, muy ordenado tácticamente, con la línea defensiva en la medular, amplio y profundo y con una fiereza nada disimulada por recuperar el balón.

3.- Martino, al contrario de lo que sucedía la pasada temporada con su predecesor, sorprendió con la alineación —Iniesta, Neymar y Jordi Alba descansaron. Cree en las rotaciones. Concibe una temporada en la que abril es más importante que agosto.

4.- No conviene sacar muchas conclusiones dada la debilidad de este Levante, pero en cualquier caso, la declaración de intenciones de Martino está ahí. Piqué, Busquets y Mascherano se plantaron en el centro del campo; Alves y Adriano actuaron más por dentro que por las alas, apoyando a Xavi y a Cesc; y Alexis en la derecha y Pedro en la izquierda fueron dos estacas pegadas a la cal, con Messi barriendo el frente de ataque.

5.- Más allá de la excelencia colectiva, de las triangulaciones casi imposibles o de las anticipaciones defensivas, merecen destacarse algunos aspectos individuales, como la presencia de Cesc en seis de los goles, con sus apariciones indetectables en torno al área; la mejor versión de Alexis, el Niño Maravilla que quiere rescatar Martino, muy suelto y sin el agarrotamiento de antaño; y el nuevo papel de Messi, sacrificándose en la presión y asumiendo ser sustituido.

jueves, 2 de mayo de 2013

¿Vilanova?

1.- Barcelona-Bayern (Champions, semifinales, vuelta), 1 de mayo de 2013, 0-3 (Robben, Piqué -p.p.- y Müller)

2.- El Barcelona, en poco más de una semana, ha recibido el correctivo más severo de su época moderna, de Cruyff a hoy. El 7-0 de la eliminatoria y, particularmente, la sensación de inferioridad mostrada durante los 180 minutos, es una puñalada en el corazón de un equipo al que siempre se le reconoce su superioridad futbolística, más allá de que entre o no el balón. Costará olvidar en Can Barça el correctivo que le ha infligido el Bayern a los azulgranas.

3.- Vilanova claudicó desde la alineación. Pero no por la suplencia de Messi, que si está lesionado es lógico que no juegue, sino por su cobardía. Salieron, como diría Toshack, los mismos once cabrones de siempre, con el misma colocación de últimamente.

4.- La situación requería de un puñetazo sobre la mesa. Un dibujo táctico arriesgado y jugadores con energía y desborde. Pero Vilanova optó en la delantera por Pedro, Villa y... ¡de nuevo Alves ocupando toda la banda derecha! Ni rastro de Tello ni de variaciones tácticas que enchufaran al Barcelona desde el principio. ¡Qué menos que un 3-4-3 con extremos puros bien pegados a las bandas!

5.- Guardiola era un visionario. Vilanova, en cambio, se ha mostrado, especialmente en la dificultad, como un técnico nada creativo, previsible a más no poder, más preocupado por respetar las jerarquías del vestuario que de proporcionar a su equipo las alternativas más adecuadas para jugar bien al fútbol.

6.- La primera parte, que acabó 0-0, tal vez fue más lacerante para el Barcelona que la segunda, en la que tras encajar el primer gol ya no hubo partido. Pero en esos 45 minutos iniciales sí hubo oportunidad de contraponer a los dos equipos. Uno, el Barcelona, la imagen más clara de la impotencia, simbolizada en la incapacidad de sus jugadores más adelantados de hacer siquiera cosquillas al rival; otro, el Bayern, el poderío, el vigor, el dinamismo, la velocidad y la frescura.

7.- Vilanova decidió en julio que lo importante era la Liga. Para ello el Barcelona necesitaba salir como un tiro, récord de puntos al finalizar la primera vuelta, aun a costa de quemar a los jugadores más importantes: Messi, Iniesta, Xavi y Busquets. El Barcelona llegó al mes de abril muerto.

8.- ¿Está Vilanova técnica y mentalmente preparado para liderar al Barcelona? Va a ganar una Liga que el Madrid dejó desierta en diciembre. Pero en los duelos directos ante los blancos y en la Champions ante el Bayern el Barcelona no ha tenido nada que decir. Sería un error atribuirlo todo al desplome físico. La pérdida de los automatismos colectivos y de la rigidez táctica que tanto sacrificio les suponía a los jugadores, siempre tentados a tirar de vías más individualistas, tal vez expliquen mejor por qué el Barcelona ha perdido el cetro del fútbol.

9.- ¿Está dispuesto Vilanova a retomar la senda que alumbró Guardiola?

martes, 23 de abril de 2013

El Barcelona ya es otra cosa

1.- Bayern-Barcelona (Champions, semifinales, ida), 23 de abril de 2013, 4-0 (Müller, Gómez, Robben y Müller)

2.- Con independencia de lo que suceda en la vuelta, el Barcelona de Vilanova corroboró en el Allianz Arena de Múnich que es un equipo muy distinto al que ideó Guardiola. Sobre el papel, echando un vistazo a vuela pluma, da la impresión de que son dos gotas de agua, pero en el desempeño en el césped, en el cúmulo de pequeños detalles que ha ido perdiendo en el camino, cuesta reconocer a este Barcelona.

3.- Nunca sabremos cómo ni por qué se perdió el mejor equipo que han conocido los tiempos. Tal vez únicamente una personalidad tan especial como la de Guardiola podía seguir alimentando a semejante monstruo. Durante estos años de fiesta permanente sólo veíamos la punta del iceberg del Pep Team dos veces a la semana durante noventa minutos. Pero detrás había un trabajo obsesivo, puntilloso y extenuante de Guardiola que tal vez agotó a los jugadores. Ni uno ni otros podían dar más de sí. Se agotaron. Es el precio de la excelencia, que no puede durar para siempre.

4.- Con la marcha de Guardiola los jugadores se destensaron. Perdieron de vista al cansino que todo lo controlaba. En su lugar apareció el que en teoría era el relevo ideal, la persona que estaba detrás del sistema táctico que había encumbrado al Barcelona durante cuatro años. Y encima se presentaba como alguien muy cercano, muy querido por el plantel. Pero, y ese aspecto lo hemos descubierto como clave con el paso de los meses, carecía de la auctoritas de su predecesor. Hacer dibujitos en una pizarra está al alcance de cualquiera. Sin embargo, convencer a un grupo humano de que cada minuto de cada partido es importante, cada presión en un saque de banda es una cuestión de vida o muerte, cada inicio limpio de jugada es fundamental... sólo lo pueden conseguir unos pocos elegidos.

5.- Salió el Barcelona más ortodoxo que se recuerda. Nada que reprochar a Vilanova en ese sentido —el problema, aunque este cronista pensaba que el Barcelona estaba a tiempo de corregirse, se empezó a fraguar meses atrás. Un 4-3-3 como en los mejores tiempos de Guardiola. Tan sólo la presencia de Bartra por los lesionados Puyol o Mascherano generaba alguna duda. El centro del campo de toda la vida. Y, arriba, Pedro por la derecha, Messi de falso 9 y Alexis por la izquierda. De manual.

6.- Pero en noventa minutos el Barcelona fue incapaz de inquietar a Neuer. No es que el Bayern, un equipazo, por otra parte, aplastara a los de Vilanova, sino que los bávaros se limitaron a no asumir riesgos y a constatar el declive azulgrana a partir de un planteamiento muy compacto, sin dejar un solo hueco entrelíneas, muy vigoroso en lo físico y avasallador en el juego aéreo y a la contra. Suficiente para liquidar a un Barcelona tan impotente, castigado por la acumulación de meses de flojera.

7.- El Barcelona ni tuvo el balón ni dejó de tenerlo, ni atacó ni se defendió. Fue la nada. Toca refundación, que sólo puede pasar por volver a los orígenes.