domingo, 29 de enero de 2012

Espeso Guardiola

1.- Villarreal-Barcelona (Liga, Jornada 21), 28 de enero de 2012, 0-0

2.- Las sensaciones previas eran de pesimismo, parecía que el Barcelona venía de una dura derrota o de una dolorosa eliminación y el Madrid de lograr un título importante.

3.- De partida Guardiola regresa al 3-4-3, con Puyol, Piqué y Abidal atrás, dos extremos muy abiertos —Alves y Adriano— pero con Mascherano  primera vez en toda la temporada que sale de la defensa— acompañando a Busquets, Xavi, Cesc y Messi.

4.- Sorprendente ausencia de Thiago y Cuenca. Debido a las bajas y al desgaste del miércoles se les daba por fijos en el once inicial.

5.- El Barcelona no consigue hacerse con el control del juego, con un Xavi sin ningún peso en el partido.

6.- Cambio táctico a los veinte minutos. Defensa de cuatro, Mascherano central, Puyol lateral derecho. Messi pasa a jugar de falso de nueve, un puesto que parecía olvidado. 

7.- El equipo seguía igual de plano. Los extremos carecían de profundidad. Cesc muy poco clarividente en la elaboración, alejado del área no acaba de funcionar. La única ocasión de peligro, un mano a mano de Messi, que se adorna demasiado en la vaselina a Diego López.

8.- Al inicio del segundo tiempo el partido pedía a gritos la entrada de Thiago y de un extremo con más mordiente.

9.- Guardiola decide sorprendentemente retirar a Piqué para dar entrada a Alexis, que estaba tocado. Alves vuelve al lateral. El Barcelona apenas crea peligro.

10.- A falta de 15 minutos, por fin, entran Thiago y un extremo, Tello, que tuvo un impacto brutal en el partido. Ojo con este chico, eléctrico y vertical en el uno contra uno.

11.- Minutos finales de acoso con dos claras ocasiones de gol.

12.- La impresión es que ya desde la alineación Guardiola no estuvo fino. Muchos de los titulares, tras la batalla del miércoles, llegaban con plomo en las piernas y en la mente. Thiago debió jugar de inicio. En campos estrechos y con el rival encerrado, colocar en los extremos a dos laterales como Alves y Adriano genera más problemas que soluciones, pues sin espacio están ahogados. Guardiola debió estar más ágil en la lectura del partido. Tardó un mundo en hacer los cambios.

viernes, 27 de enero de 2012

Celebrar derrotas


Hubo un tiempo en el que una derrota o una eliminación ante el Barcelona era un drama para el madridismo. Directiva, entrenador, jugadores, prensa, afición... veían aquello como lo más parecido al fin del mundo.

No importaba la manera en que se había caído. Se daba por supuesto que el Madrid planteaba batalla siempre. La cuestión era que si no se lograba el objetivo tocaba agachar la cabeza, felicitar al rival y esperar a que pasasen los días lo más rápido y con el menor ruido posible a la espera de poder resarcirse en el siguiente partido.

Los tiempos han cambiado. Ahora el nuevo Madrid de Mourinho celebra eliminaciones. Los viejos valores se han puesto tan patas arriba que, parafraseando a Alfonso Guerra, al Madrid no lo conoce ni la madre que lo parió.

Tal vez todo se explique por la dimensión que ha adquirido el Barcelona de Guardiola, que consigue que el mero hecho de que un rival tenga la osadía de jugarle con atrevimiento sea presentado como un logro mayúsculo.

Pero el Madrid no debería colocarse a la altura del resto de conjuntos que se contentan con tratar de tú a tú al Barcelona. El Madrid está obligado a tener unas exigencias distintas a las de los demás equipos del mundo. Por muy gigante que resulte el reto de este Barcelona, el Madrid no puede variar su camino y olvidar su historia de grandeza y títulos.

El estado de excepción en el que está instalado el madridismo no justifica los fuegos artificiales y el júbilo tras la eliminación. Una cosa es sentir orgullo por caer dignamente, por no haber vuelto a plantear un partido miserable, y otra la satisfacción plena, la felicidad absoluta, el relamerse de gusto...

Y es que si nos limitamos a comparar lo que hizo el Madrid en su última actuación contra el Barcelona con su comportamiento en la ida o en el partido de Liga, hay que reconocer que el avance es considerable. Pero si nos olvidamos de que el Madrid venía de muy abajo y analizamos el encuentro abstrayéndonos de situaciones previas, llegaremos a la conclusión de que fue un duelo igualado, con una primera media hora en la que dominó el Madrid, que sorprendió al Barcelona con la presión alta, la apuesta por el balón y el enorme protogonismo de Özil y Kaká; un final de la primera parte y un comienzo de la segunda en los que el Barcelona fue bastante reconocible, con dominio del cuero, largas posesiones, combinaciones al primer toque, jerarquía de Xavi y Busquets...; y un tramo final del partido con el Madrid envalentonado gracias a que el Barcelona entró en shock tras los dos goles encajados.

Fueron unos momentos finales en los que el Madrid consiguió que el Barcelona apareciera en la versión más desdibujada que se le recuerda de la era Guardiola. Pero la actuación del Madrid no convirtió a Pinto en un héroe. El Madrid le metió el miedo en el cuerpo al Barcelona, pero sin llegar a crear ocasiones de gol, sin convertir su admirable empeño en un asedio brutal sobre el área azulgrana.

La lectura general que se ha realizado de lo acontecido en el Camp Nou ha magnificado lo que hizo el Madrid y ha pasado por alto las concesiones del Barcelona: inadecuada mentalización, pues la eliminatoria se dio por amortizada en Chamartín, y olvido de los principios fundamentales sobre los que ha construido sus éxitos.

El Barcelona de las grandes citas se caracteriza por jugar con dos extremos fijos y bien abiertos y con Iniesta en el centro del campo acompañando a Xavi y Busquets. Y nada de eso vimos la noche del miércoles. La banda derecha era un enorme espacio por el que de vez en cuando aparecían Alves o Alexis. La banda izquierda era ocupada por Iniesta, que alejado del centro pierde protagonismo en el juego. Y al lado de Xavi, haciendo de Iniesta, se ubicó un acelerado Cesc, que hace más daño como falso nueve, más cerca del área, que en la elaboración.

El análisis de lo sucedido, si se obvian estas consideraciones, yerra por completo. La impresión es que cuando el Barcelona vuelva a sus orígenes, los duelos contra el Madrid se parecerán bastante a lo que ocurrió en el partido de Liga. Partido, no lo olvidemos, en el que el Madrid salió con Xabi, Lass, Ózil, Di María, Cristiano y Benzema, es decir, un equipo mejor que el de la Copa, con Benzema y Di María, los dos jugadores más importantes de lo que va de temporada, en lugar de Higuaín y Kaká.

Desgraciadamente para el Madrid, los enfrentamientos que deba afrontar en adelante contra el Barcelona serán lo que Guardiola quiera que sean.

jueves, 26 de enero de 2012

Presentación

Comenzamos una nueva aventura bloguera.

La magnitud del Barcelona de Guardiola requiere de un análisis que únicamente puede ser ofrecido a través de plataformas con las posibilidades que brinda un blog temático.

Sí, esto es un blog que nace como respuesta a una necesidad, la de no tener la desagradable sensación de dejar escapar entre los dedos el privilegio de ser un coetáneo del considerado mejor equipo de fútbol de la historia.

Y una de las posibilidades que está a nuestro alcance es intentar plasmar por escrito las reflexiones que nos vaya mereciendo el Barcelona, fundamentalmente a través de sus partidos, pero no sólo.

Se trata de dejar constancia del momento, de obligarnos a estar a la altura de la trascendencia que ha ido adquiriendo aquella semilla plantada hace mucho tiempo...

Todo empezó en los años 70, cuando Laureano Ruiz llegó a la dirección de la cantera del Barcelona y optó por el talento y no por el físico a la hora de reclutar jugadores. El fichaje de Cruyff en 1988 consagró aquel modelo. Los equipos inferiores del club comenzaron a jugar igual. Y desde entonces, salvo en la temporada 96/97 (Robson) y en el final de la 02/03 (Antic), el estilo holandés no ha sido traicionado.

Con más o menos fortuna en los resultados, el Barcelona, gracias al modelo que introdujeron Laureano Ruiz y Cruyff, siempre ha jugado igual. No se pueden olvidar los años de Van Gaal, Serra, Rexach y Rijkaard, fieles continuadores del estilo...

Ahora, con Guardiola, estamos ante la sublimación de todo aquello. Se dice que es más cruyffista que Cruyff. Un radical de la ortodoxia. Pero Guardiola pasará y el estilo permanecerá ya para siempre, sin las típicas dudas que surgían cada vez que no entraba la pelota, como el rasgo distintivo del ADN azulgrana. Ese será su gran legado.

El éxito del actual Barcelona se debe a la perseverancia en una idea, en un modelo, el de la Escuela Holandesa.

Y esa clave —idea, modelo— será nuestro leitmotiv...

No podemos terminar esta presentación sin hacer referencia a Martí Perarnau, una permanente inspiración en esto de desentrañar las complejidades del Pep Team.

La idiosincrasia del Madrid

1.- Barcelona-Madrid (Copa del Rey, cuartos de final, vuelta), 25 de enero de 2012, 2-2 (Pedro y Alves)

2.- Ningún equipo del mundo habiendo perdido el partido de ida 1-2 y yéndose al descanso en la vuelta con un 2-0 en contra es capaz de generar miedo, pánico, terror, a su oponente. Ningún equipo salvo el Madrid, claro. Está en sus genes. Amedrentar al rival.

3.- El Barcelona sale con el equipo de la ida, repitiendo con Alves de lateral. Desconocemos los motivos que han llevado a Guardiola en los últimos partidos a renunciar al 3-4-3 Alves de extremo que tan exitoso resultó en diciembre exhibiciones en el partido de Liga del Bernabéu y en el Mundial de Clubes.

4.- Busquets y Xavi en la sala de máquinas, Iniesta por la izquierda y Alexis con desmarques hacia la derecha que abrían el hueco para que entraran Cesc y Messi por el centro. Dibujo poco simétrico.

5.- Mourinho, tras el bochorno de la ida, y sin mucho que perder, plantea un partido abiertamente ofensivo, con presión muy arriba y jugadores de clase. Özil y Kaká de enganches, Cristiano e Higuaín en punta y Xabi y Lass en el doble pivote. Por primera vez se enfrenta al Barça con cuatro centrocampistas.

6.- A partir de ese planteamiento valiente, presión alta, defensa adelantada, y del protagonismo de Özil, el Madrid se marca una gran primera hora. Robos de balón en torno al área de Pinto, rápidas combinaciones, renuncia al fútbol directo, ocasiones claras... El Barcelona, que no sabe gestionar bien las ventajas en una eliminatoria, se queda a mitad de camino, ni se encierra a la espera de cazar una contra faltaría más ni va a por el partido. Apenas ofrece respuesta al órdago del Madrid.

7.- En los últimos minutos del primer tiempo sí aparece el rondo y el Barcelona se empieza a encontrar cierta comodidad. Llegan los dos goles el primero es la típica arrancada de Messi entre líneas gracias a un desmarque de Alexis que le deja un espacio tremendo para la cabalgada pero también la lesión de Iniesta, sustituido por Pedro.

8.- El marcador no refleja lo que se ha visto y el Barcelona regresa tras el descanso destensado. El partido carecía del hilo en el que el equipo de Guardiola se reconoce, un hilo que consiste en que los goles llegan como consecuencia del juego. No por azar. El hecho de que no ocurriera eso provocó confusión en el Barcelona, que no acababa de encontrarse consigo mismo.

9.- El Madrid sigue a lo suyo. Había un runrún en el estadio. La sensación de que había partido. Y marca Cristiano en una acción poco habitual en él contra el Barça, arrancando por la derecha, entre Puyol y Abidal, que cierra mal. Y luego Benzema, en un error de Piqué que rifa un balón que intercepta Callejón.

10.- Y los últimos 20 minutos del partido son de pánico absoluto. Y eso que el Madrid no crea ninguna ocasión clara de gol. Pero pocas veces se ha visto a este Barça así, atenazado, incapaz de dar un paso al frente, de apoderarse del balón. Guardiola cambia a un delantero por un defensa, Pinto empieza a jugar en largo...

11.- Además de que es evidente que el Madrid como más daño hace al Barcelona es cuando va a por el partido, no podemos obviar la importancia de la mentalización en una situación como esta. El Barcelona no estaba preparado psicológicamente. No tenía la tensión ni la concentración necesarias. El finiquitar la eliminatoria en el Bernabéu complicó la resolución en el Camp Nou. Pasó algo parecido en la vuelta de las semis de la Champions.

12.- Con toda seguridad el Barcelona ha tomado buena nota. No ha tenido que pasar por el trago de la eliminación para darse cuenta de que al Madrid sólo se le puede ganar estando al cien por cien.

13.- El Madrid se enfrenta a un grave problema. Ha descubierto sus cartas. Ha perdido toda capacidad de sorpresa. Ya se asume que la única forma de enfrentarse al Barcelona es yendo a por él. En el partido de Liga de la segunda vuelta y en un posible duelo en la Copa de Europa, el Barcelona estará preparado y mentalizado para contrarrestar planteamientos así.

14.- Y para entonces jugará Valdés. Pieza clave para entender el juego limpio del Barcelona de atrás hacia delante. No es que con Pinto se renuncie a sacar el balón jugado, pero no es lo mismo en una situación tan delicada, de riesgo extremo, contar con el portero que está habituado a vivir en el límite cada tres días que con alguien que apenas juega diez partidos por temporada.


lunes, 23 de enero de 2012

Suave invierno

1.- Málaga-Barcelona (Liga, Jornada 1), 22 de enero de 2012, 1-4 (Messi, Alexis, Messi y Messi)

2.- Descanso para Puyol, Xavi y Cesc. El miércoles espera un Madrid herido. Defensa teórica de cuatro con Alves, Piqué, Mascherano y Abidal. En el centro, Thiago haciendo de Xavi junto a Busquets, Iniesta y Messi. Y arriba Adriano de extremo izquierdo y Alexis de nueve pero cayendo a banda derecha cuando Messi se acercaba al área.

3.- Toda la banda derecha para Alves, que es extremo en ataque y lateral en defensa.

4.- El Málaga no mordió, no está preparado para ir al límite ni para ser agresivo. Pero tampoco puso empeño en discutirle la posesión al Barcelona. Monólogo azulgrana. Rondo total. Placidez.

5.- Después de algunos partidos apagado, Messi ha recuperado la chispa. Exhibición en sus dos últimos goles, que llevaron su sello inconfundible.

6.- Gran momento de Busquets y Piqué. Tuvieron un inicio de temporada pesadote y ahora van con velocidad de crucero.

7.- Valdés a lo Casillas, con varias paradas de portero de balonmano.