domingo, 12 de febrero de 2012

El hielo, la concentración, el fútbol...

1.- Osasuna-Barcelona (Liga, Jornada 23), 11 de febrero de 2012, 3-2 (Alexis y Tello)

2.- Ningún deporte de equipo ofrece tantos matices como el fútbol. Ahí radica su grandeza. En la imprevisibilidad, por ejemplo, a la que el mejor equipo de siempre se puede ver sometido cada quince días. Cada vez que se enfrenta a la tortura de pelearse con las más variadas complicaciones. No importa tanto el rival sino el terreno donde tendrá lugar la batalla, ya sea un campo empantanado, con el césped alto y seco o directamente helado, como ayer en Pamplona.

3.- Si a esas dificultades orográficas le añadimos que no hay equipo pequeño que, ante los evidentes signos de falta de concentración de muchos jugadores azulgranas, no le haya perdido el respeto al Barcelona, que no le haya encontrado los puntos débiles —presión selectiva en la salida de balón y posterior repliegue—, nos encontramos con un escenario novedoso en estas cuatro temporadas de Guardiola: un Barcelona vulnerable en la Liga, que se ha quedado en mitad de la nada, sin opciones reales de luchar por el título y volcado ya únicamente en la Champions...

4.- Y es que el fútbol, el arte de lo imposible, ofrece estas cosas. Sólo en este deporte, el mejor del momento, el número uno de la actualidad, puede padecer calvarios como los que soporta el Barcelona cada vez que en el campeonato liguero se aleja del Camp Nou. En los mejores tapices, en los escenarios más rutilantes, nadie aspira a hacerle sombra. Pero en el fango, en los cuarteles de invierno, pierde el halo y se humaniza.

5.- Este obituario podría haber guardado el sueño de los justos si una de esas situaciones que únicamente tienen lugar en un partido de fútbol no se hubiera producido. Comienzo de la segunda parte. El Barcelona, tras un primer tiempo deplorable, en el que no consiguió dar más de tres pases seguidos, sale en tromba y con otro ánimo. Guardiola se había visto obligado a dar un vuelco a la dinámica del partido y realizó dos cambios en el descanso —entraron Cuenca y Tello por Pedro y Puyol. Y el gol no tarda. Alexis coloca el 2-1. La remontada, aun con todas las dificultades que planteaba el escenario, resultaba probable. Le esperaban a los rojillos cuarenta minutos de ataque máximo. Pero en esas llegó el enésimo lío de la defensa del Barcelona a la hora de sacar el balón. Y Osasuna marcó el tercero y sentenció el partido. Y la Liga.

6. Atrás quedaba una valiente alineación de Guardiola, con un inédito centro del campo —Mascherano, Thiago y Sergi Roberto—, con Xavi, Iniesta y Cesc descansando de cara al partido del martes en Leverkusen. Pero nada salió bien. Y no precisamente por culpa de los dos jóvenes interiores, que completaron un gran partido, sino por la lamentable actuación del bloque defensivo —Alves, Piqué, Puyol, Abidal— y de Mascherano, que no dio una a derechas, en una palmaria demostración de que en este Barça sólo puede ser central; por la cerrazón de Messi cuando se levanta con el día tonto; y por la intrascendencia de Pedro cuando no está pletórico de forma.

7.- Guardiola no se resignó. Tras los dos cambios en el descanso entró Cesc por un últimamente irreconocible Piqué. El Barcelona cayó con dignidad. Pudo incluso ganar. Pero esos misterios que envuelven el fútbol, que imposibilitan en ocasiones explicar los porqués de una situación, lo impidieron.

8.- Toca Champions. Y Copa.


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