sábado, 26 de mayo de 2012

Guardiola deja un último recuerdo de media hora

1.- Athletic-Barcelona (Copa, Final), 25 de mayo de 2012, 0-3 (Pedro, Messi y Pedro)

2.- Guardiola se despidió definitivamente con una de las mejores versiones del Barça de estas cuatro temporadas. Fueron unos primeros veinticuatro minutos, hasta el tercer y definitivo gol, apabullantes. Volvió el Barcelona de Xavi —control absoluto del juego, en cualquier parte del campo—  y de Iniesta —con su recuperada exuberancia para romper líneas, ya conduciendo, ya pasando el balón—; volvió la presión asfixiante de todo el equipo tras pérdida de la pelota; volvió el efervescente y eléctrico Pedro estirando el campo; volvió Piqué, el mariscal de antaño, ofreciendo una salida del esférico siempre limpia; y Messi no volvió porque nunca se fue, pero el equipo no necesitó de su mejor versión para desplegar uno de los momentos cumbres del Pep Team.

3.- No hubo final, tal fue el atropello al que sometió el Barcelona al Athletic desde el primer minuto. El descanso de dos semanas —en realidad de casi un mes, desde la eliminación ante el Chelsea— le sentó de maravilla a los jugadores azulgranas. Demasiada frescura de piernas y mente para unos leones que a estas alturas de una temporada de desgaste increíble no pasaban de gatitos.

4.- Guardiola fue muy clásico en el planteamiento. Se despidió con un 4-3-3, el dibujo que le llevó a ganar los títulos más lustrosos. El emotivo planteamiento de los tres defensas —recuerdos imborrables de Chamartín y contra el Santos— quedó guardado en el cajón. No sabemos, Tito mediante, si de manera definitiva.

5.- Han sido cuatro años plenos de juego, de fútbol llevado a su máxima expresión, a cotas que tal vez nunca antes se habían alcanzado. Una propuesta que Guardiola consideraba irrenunciable para llegar al éxito. La vía más rápida y sencilla. Jamás nadie ganó tanto. De diecinueve títulos, Guardiola logró catorce. Únicamente el Sevilla en la Copa de 2010, el Inter en la Champions de 2010, el Madrid en la Copa de 2011, el Madrid en la Liga de 2012 y el Chelsea en la Champions de 2012 consiguieron que el Barcelona doblara la rodilla. Pero en todas esas ocasiones cayó con dignidad, sin traicionarse a sí mismo, superando a su rival en juego, en posesión y en ocasiones.

6.- Se habla más de lo debido de que en el fútbol lo importante es que entre la pelotita, de que sólo vale ganar. Pues ahí lo tienen, catorce de diecinueve. No cabe mayor pragmatismo que el de Guardiola, el filósofo acusado de talibán de una idea unívoca del fútbol; el idealista al que no se le tiene por un técnico ganador. ¿Querían resultados? Dos Champions, tres Ligas, dos Copas del Rey, dos Mundiales de Clubes, dos Súpercopas de Europa y tres Súpercopas de España. Y todavía seguiremos escuchando que para ganar es necesario renunciar a las sutilezas del juego. Es complicado luchar contra los tópicos. Y contra los fubolísticos, imposible.

7.- La inmensa mayoría de aficionados del Barcelona y del Athletic, al igual que en 2009 en la final de Valencia, pitaron estentóreamente el himno nacional. Nada que reprochar. Son nacionalistas, desean la separación de Cataluña y de las Provincias Vascongadas del resto de España. Están en su derecho de silbar. Es más, es su obligación comportarse así. El problema lo tenemos en Madrid. Nadie ha hecho más por el separatismo vasco y catalán que la capital de España. La falta de coraje político, los complejos atenazantes y la complacencia con el enemigo son más peligrosos que todos los nacionalistas juntos.

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