martes, 3 de julio de 2012

Y Xavi resucitó

1.- España-Italia (Eurocopa, final), 1 de julio de 2012, 4-0 (Silva, Alba, Torres y Mata)

2.- España esperó a la final para romper definitivamente a jugar al fútbol. Liberada, sin el agarrotamiento y la excesiva presión con la que disputó los partidos anteriores, el conjunto de Del Bosque fue más reconocible que nunca.

3.- En ese sentido, el resurgimiento de Xavi fue capital. El egarense, invisible toda la Eurocopa, marcó el ritmo del encuentro. Encontró por fin su sitio, tanto en la conexión trasera con Busquets y Xabi Alonso, como en la delantera con Silva, Cesc e Iniesta. Fue el Xavi de toda la vida, participando en todas las zonas del campo, dando siempre el pase adecuado, acelerando y ralentizando el juego cuando convenía, protegiendo el balón como si fuera un tesoro e interviniendo decisivamente en los goles.

4.- Alrededor de Xavi, tocaban y volvían a tocar, con más dinamismo y frescura que en los choques que precedieron a la final, todos sus compañeros, con una armonía y sincronización casi insuperables. El tan criticado desde estas líneas doble pivote merece un capítulo aparte. Alonso y Busquets han acabado por entenderse, por no estorbarse, por sumar uno más uno igual a dos. Mérito de Del Bosque, testarudo por naturaleza.

5.- Italia fue un digno rival. El único equipo que se atrevió a jugar a España cara a cara. Tal vez eso, su presión adelantada, su valentía a la hora de querer hincarle el diente a los de Del Bosque, facilitó la labor de España, más cómoda que nunca con espacios una vez superada la primera línea azzurra. Pero es que todos, más tarde o más temprano, los valientes y los cobardes, acaban sepultados por la propuesta eterna de esta selección española. Le sucedió a Francia en el primer tiempo, a pesar de que su entrenador se quiso proteger al dejar en el banquillo a jugadores de clase para colocar a dos laterales derechos; y le pasó a Portugal en la prórroga, a la que llegó exhausta tras no parar de correr y de cerrar huecos en los primeros 90 minutos.

6.- Interesante evolución de España en el campeonato. Lo que desde fuera nos parecía una renuncia de Del Bosque al estilo, no era más que un modo de proteger el delicado estado físico de los jugadores, a los que se les impidió dar un solo paso de más. De ahí la sensación inicial de ir con el freno de mano echado. Es cierto que tal vez hubo algún error, como no dar descanso a las vacas sagradas en ningún momento, infrautilizando de esa manera recursos como Cazorla, Mata, Pedro o Llorente; o el cante de Negredo ante Portugal. Pero Del Bosque priorizó primero lo competitivo, sin alardes, pero siempre con el balón, para al final posibilitar la explosión de juego durante muchos minutos contra Francia, en la prórroga contra Portugal y en la final contra Italia.

6.- Lo que han conseguido estos jugadores se valorará en su justa medida con el paso del tiempo. Todavía es pronto para ser conscientes del logro. No es tanto por los títulos, que también, sino porque los triunfos son consecuencia de una propuesta muy concreta de juego, con el balón como único protagonista, sin coartadas, sin pensar en rival, creyendo siempre que la victoria sólo tiene un camino...

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