domingo, 30 de septiembre de 2012

El mismo guión

1.- Sevilla-Barcelona (Liga, jornada 6), 29 de septiembre de 2012, 2-3 (Trochowski, Negredo, Cesc, Cesc y Villa).

2.- Aunque con algún matiz, ya habíamos visto este partido del Barcelona hasta en tres ocasiones en lo que llevamos de temporada —en Pamplona y frente al Spartak y el Granada. Primera parte superficial, de dominio estéril, sin ningún mordiente; marcador en contra; y reacción final de la mano de un cambio táctico, encerrando al rival en su área.

3.- El Barcelona controló el partido durante la primera media hora, con un Sevilla muy atrás. Pero es ese tipo de dominio funcionarial, dejándose llevar, con escaso nervio competitivo. Los de Nervión hacían daño a la contra. En una de esas, un mal despeje de Mascherano y la escandolasa pasividad de Alves a la hora de encimar al rival, propiciaron el primer gol sevillista.

4.- Todo el juego azulgrana trancurría por el centro, con mucha presencia de Xavi y Messi. Las bandas resultaban intrascendentes, con los extremos en su peor perfil: Alexis en la derecha y Pedro en la izquierda; y los laterales sin acabar de llegar: Alba porque acusaba su inactividad y Alves, cuyo estado de forma es infame, porque está en otras historias.

5.- Tras la reanudación, el Barcelona encaja el segundo. Busquets pierde un balón en la divisoria y Negredo hace que salten las costuras de Song como central. Nos sigue pareciendo incomprensible la defesetración de Bartra.

6.- A partir de ese momento surge el gran Barça, espoleado por, ocho meses después, un gol de Cesc. El Sevilla ya no saldría prácticamente de su campo. Empieza a aparecer un omnipresente Alba, desdoblando a Alexis, que volvió a la izquierda, su banda menos mala. Las ocasiones se suceden por ese costado. Pedro, desde el otro lado, comienza a ser dañino para la defensa rojiblanca.

7.- Parecía mentira que el Barcelona no consiguiera empatar. La expulsión de Medel reforzó al Sevilla en su plan de encerrarse y rompió la dinámica de fluidez del Barcelona.

8.- Vilanova, al sentar a Alves y dar entrada a Villa, echó nuevamente mano del 3-4-3  —menos mal que, según muchos conspicuos comentaristas, el actual técnico azulgrana nunca iba a recurrir a ese tipo de guardioladas. Anteriormente ya había saltado al campo Tello por Alexis. Con los extremos muy abiertos y las piernas de los defensas hispalenses sin oxígeno, comenzaron a surgir los espacios interiores para Xavi y Messi. Y Cesc y Villa, habilitados por el argentino en dos acciones al borde del área muy parecidas, ejecutaron al Sevilla sobre el pitido final.

9.- Desconocemos si este guión que tanto se repite, desgaste inicial del rival para rematarlo a última hora, obedece a un plan o es fruto del caprichoso devenir de los partidos. Sea como fuere, el Barcelona debe recuperar el piloto automático del juego ordenado y ortodoxo, con un punto más de ardor, desde el comienzo de los encuentros. Una de las soluciones pasa por liquidar a elementos, que por unas causas o por otras, resultan nocivos a la hora de desarrollar el juego que ha hecho célebre a ese equipo.

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