miércoles, 13 de marzo de 2013

Vilanovina

1.- Barcelona-Milan (Champions, octavos de final, vuelta), 12 de marzo de 2013, 4-0 (Messi, Messi, Villa y Jordi Alba)

2.- En los tiempos de Santiago Bernabéu eran célebres sus santiaguinas a los jugadores. Cuando la situación se complicaba aparecía el presidente por el vestuario y recordaba a los jugadores que aquello era el Madrid y que no se podía consentir no ir al máximo en cada partido.

3.- Algo parecido debió de hacer Tito Vilanova desde Nueva York estos días. El convaleciente técnico seguramente les hizo ver a sus hombres que esto es el Barça, el gran Barça, el equipo más prestigioso del mundo en los últimos años y que había que retomar los viejos valores que le llevaron a la cima del fútbol: la rigidez táctica, ensanchar y estirar el campo, el método innegociable de juego, pelear cada balón como si no hubiera un mañana, plantar la defensa en la divisoria y darle velocidad al cuero.

4.- Y el Barcelona, a partir de la recuperación de todos los principios y los detalles, de lo general y de lo particular, saltó al Camp Nou ya desde el primer minuto con unas ganas y una agresividad, con y sin balón, como hacía tiempo que el aficionado no disfrutaba.

5.- El 3-4-3 utilizado por Vilanova marcó el desarrollo del partido. Ese dibujo permitió que Messi, gracias a la labor de Villa como nueve arrastrando a los centrales, encontrase los espacios cerca del área que cualquier rival le negaba últimamente. Pedro, muy flojo toda la noche, y Alves, que encontró una autopista en la banda derecha, abrieron el campo. Busquets, Xavi e Iniesta firmaron un partido memorable en los tres cuartos. Y atrás cerraron Piqué, Mascherano y Jordi Alba.

6.- Los primeros veinticinco minutos, con gol inicial de Messi incluido tras combinar con Xavi, fueron una apoteosis del Barcelona. El Milan no conseguía avanzar unos pocos metros más allá de su área. El balón les duraba a los rossoneri unas milésimas de segundo, tal era el ansia y la energía de los azulgranas por recuperarlo. Con la inteligencia táctica de Busquets a la cabeza, claro.

7.- Era complicado mantener esa intensidad. Y en el único error defensivo del Barcelona, un mal despeje de cabeza de Mascherano en la medular, Niang se plantó solo ante Valdés, pero mandó el balón al palo. Tal vez ahí estuvo la eliminatoria, porque acto seguido Messi marcó el gol de la tranquilidad tras un pase de Iniesta precedido por un robo del propio manchego.

8.- La tunda que estaba recibiendo el equipo lombardo era considerable. Nadie dudaba de que el 3-0 caería por su propio peso. Y así fue. Villa, a la vuelta del descanso, cruzó con delicadeza un balón servido por Xavi después de que Mascherano, el jugador que ocupaba el eje de la defensa, se anticipara espectacularmente en pleno campo del Milan.

9.- Los minutos siguentes fueron una oda al fúbol, el célebre rondo eterno del Barcelona, el rival asfixiado sin poder dar dos pases seguidos.

10.- Pero un gol del conjunto lombardo eliminaba al Barcelona. Y ese detalle pesó mucho en la mente de los jugadores culés, que acabaron pasando, sin el balón, un angustioso cuarto de hora final. Hasta que Jordi Alba, en una contra en el descuento, sentenció.

11.- No fue la versión más poética del Barcelona. Tal vez las heridas de los enfrentamientos contra el Madrid todavía supuren. Pero sí vimos al Barcelona que reivindicaba Guardiola, al menos como punto de partida: «Lo único que no permitiré a mis jugadores es que no se esfuercen. Lo que nos mantendrá en la élite es el trabajo, porque el talento ya está. Los jugadores que estén tristes, que corran más».

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