miércoles, 4 de abril de 2012

El Guardiola más valiente

1.- Barcelona-Milan (Champions, cuartos de final, vuelta), 3 de abril de 2012, 3-1 (Messi -p-, Messi -p- e Iniesta)

2.- El Barcelona se enfrentaba al partido más importante de lo que iba de temporada. La prudencia más elemental exigía ser cautos, tener presente que el 0-0 de la ida era un resultado peligroso, evitar a toda costa un gol del Milan, no arriesgar lo más mínimo, veleidades, las justas... Pero Guardiola va por caminos distintos. Donde otros sólo ven precaución, él visualiza el atrevimiento más extremo. Donde otros, ante un equipo como el rossonero que ataca con tres delanteros —Boateng, Ibrahimovic y Robinho—, sólo se preocuparían de protegerse y luego ya verían cómo atacaban, Guardiola concedió prioridad a cómo atacar y, a partir de esa premisa, organizó la defensa.

3.- Cuando a finales de agosto Guardiola sacó su obra más preciada, su juguete más querido, el 3-4-3, muchos dijeron que llegada la hora de la verdad esas apuestas tan poco modernas guardarían el sueño de los justos. Pero llegó diciembre, y el partido del Bernabéu y el Mundial de Clubes, y el de Santpedor sacó su lado más radical, en el que más a gusto se encuentra, y tiró del manual cruyffista —pero al revés que su maestro, que en las situaciones más delicadas solía recular, dando un paso al frente—; y llegó el Milan al Camp Nou, con sus siete Copas de Europa, su liderato en el calcio, sus tres temibles delanteros, e hizo lo propio, venirse arriba.

4.- La puesta en escena del Barcelona no pudo resultar más estimulante. Alves y Cuenca, de extremos puros, estirando el rectángulo de juego a lo ancho; Busquets, Xavi, Iniesta y Messi formando un centro del campo de ensueño; y Mascherano, Piqué y Puyol cerrando atrás.

5.- Bien es verdad que a pesar del dominio, del control y de las ocasiones que iban cayendo, el Barcelona no se acababa de encontrar del todo a gusto. El Milan exigía mucho, con Ibrahimovic haciendo de boya y Boateng y Robinho descolgados para aprovechar cualquier error del rival y generar situaciones de uno contra uno a la defensa azulgrana. Tal vez se notaba el renqueante estado físico de Xavi, que le impidió ejercer su característica influencia en el juego. Pero el golpe de autoridad sobre la eliminatoria, la tranquilidad de saberse vencedor moral, el haber vuelto a dar una vuelta de tuerca más al fútbol, eran ya hechos incuestionables para el Barcelona.

6.- Por eso, tras el 2-1, al poco del descanso y con la eliminatoria ya de cara tras unos minutos en los que el Milan había generado cierta sensación de peligro, a Guardiola no le importó recuperar el clásico dibujo de los cuatro defensas. Cuenca pasó a la derecha, Iniesta subió al extremo izquierdo y Messi pasó a jugar de falso nueve.

7. Fue una segunda parte de más control. Especialmente llevadera gracias al gol de Iniesta. Y, especialmente, a las memorables actuaciones de Piqué, que por fin vuelve a ser el central imperial de antaño, y de Mascherano, cuya lectura del juego defensivo, con anticipaciones más allá de la divisoria, quedarán en el recuerdo del aficionado.

8.- Quinta semifinal consecutiva del Barcelona —una con Rijkaard y cuatro con Guardiola—, logro únicamente alcanzado por el Madrid de las primeras cinco Copas de Europa.

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